¿Y qué hago ahora? Lo he dado todo por perdido, he llorado hasta que se me han secado las lagrimas, he pensado en que no podría volver a sentirme bien con nadie y de repente apareces tú. Decides estar en el sitio adecuado en el momento adecuado y, solo con eso, le das la vuelta a mi vida. Has conseguido que lo primero que haga cada mañana sea sonreír al acordarme de todas las tonterías que dijimos las noches anterior, o pensando en lo bonito que fue tu mensaje de buenas noches.
Todo esto me ha llegado por sorpresa. Yo no esperaba enamorarme de alguien a quien conocí en una discoteca. No pensaba enamorarme de alguien que vive a 758 kilómetros de mi casa. Nunca he creído en las relaciones a distancia, nunca hasta ahora.
Has girado mi mundo, y me he dado cuenta que así me gusta mucho más, pero ahora tengo miedo porque dicen que lo bueno siempre acaba, y yo no quiero que esto acabe nunca. Me da pánico pensar en que la distancia y el tiempo que pasamos sin vernos pueda acabar con nosotros, o que te puedas cansar de esperarme, pero pienso luchar por ti hasta que me quede sin fuerzas. Voy a luchar por nosotros porque sé que tu vas a hacer lo mismo. Porque sé que me quieres casi tanto como te quiero yo a ti, y con eso es más que suficiente.